Mientras el presidente de Banfield acusa de falta de códigos a Ameal en la novela por Erviti, Valarco hace memoria y te cuenta cómo actuó el titular del Taladro en tres situaciones distintas, en las que estuvo involucrado Godoy Cruz
Hay muchas palabras que al oído suenan bien, quedan lindas, causan satisfacción escucharlas y una de ellas es código. Tener códigos, cientos de veces se ha dicho que esto es lo importante. ¿Qué quiere decir tener códigos? Pareciera que el significado cambia de acuerdo al lado de donde sople el viento.
Los futbolistas se creen los cultores de esta modalidad y exigen su cumplimiento a rajatabla. Ahora, cuando trabajan, o sea practicando fútbol, son los primeros, y a la vista de todos, en dejar de lado lo que pregonan a gritos y actúan en forma contraria. Piden tarjetas continuamente, ayudan al árbitro a sancionar, simulan agresiones que no son, etc, etc. Estas conductas se ven a lo largo de los campeonatos y en cada partido que se dispute. Si de códigos hablamos, cero.
¿Y los dirigentes? Carlos Portell, presidente de Banfield, en medio de la novela del verano, "Erviti a Boca", muy suelto de lengua salió a felicitar a los vices xeneizes, José Beraldi y Juan Carlos Crespi por "tener códigos". El mensaje no los tuvo realmente a ellos como destinatarios sino a Jorge Amor Ameal y a Julio Falcioni por hablar con el jugador y presionarlo para llevarlo al club xeneize. Repasemos. A mediados de 2008, cuando aún Godoy Cruz, de Mendoza, disputaba sus partidos para buscar su permanencia en primera, que finalmente perdió a manos del Huracán de Mohamed, Portell habló con Juan Manuel Llop para llevárselo como entrenador. Cuando José Manzur y su gente quisieron hablar por la continuidad del Chocho en el Tomba, se encontraron con que ya estaba todo cocinado. Había arreglado con Banfield. No termina ahí el tema códigos. Los mismos directivos mendocinos recuerdan cuando a pocos días de la partida de Llop, también les sacó a José Devaca, a espalda de ellos. Dice el refrán que no hay dos sin tres, y recientemente, cuando se disputaba el Apertura y al saber que Falcioni se les iba hablaron reiteradamente con Omar Asad, por si lo de Sebastián Méndez no llegaba a buen puerto. Los tres casos lo tuvieron como protagonista a Portell. Los tres, a Godoy Cruz como víctima de los famosos códigos.
Una cosa es el dolor y quizá bronca por la partida de un símbolo de la institución. Otra muy distinta es declarar públicamente el desencanto por un comportamiento, que hasta hace muy poco tiempo, fue similar al que el mismo Portell usó con los mendocinos.
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