Irresponsabilidades condenatorias
![BANFIELD VS COLON](https://lh3.googleusercontent.com/-lhpySyoErAA/T-fCuxCQpMI/AAAAAAAAEv0/t7utvdONWuk/s640/lucchetti.jpg)
En el caso de Banfield, ocurrió y fue de lo peor. Jugadores sin sentir la camiseta, mucho menos lo que se estaba jugando. Algunos rebotando de boliche en boliche cuando el equipo sólo sumaba derrotas, otros viendo cómo fallar a la hora de un cruce en el área chica propia. No faltó quien con copas de más llegó al entrenamiento con el equipo en una situación crítica. La cinta de capitán no pesó en ningún pasaje de la temporada de aquellos que se la colocaron, a menos que hubiera que salir a hablar ante los medios del futuro sobre el contrato. Mientras tanto, el vestuario, en silencio. División interna, juventud contra experiencia, trabajar más horas contra una picadito matutino y a las duchas. ¿Si el equipo no fue preparado para pelear estas instancias? Posiblemente, porque a la hora de armar el plantel muchos pensaron “ojo con Banfield”. Pero el fútbol también se trata de circunstancias y si la pelota no entra en el arco rival, hay que buscar soluciones fuera del cassette.
No hizo falta esperar tampoco el diario del lunes para decir que por parte de la dirigencia se contrató mal, que se apuntó a jugadores que cobraban más de lo que podían hacer dentro de una cancha de fútbol y sus trayectorias así lo denotaban. No importa, llegaron igual y el costo elevado no sólo fue económico sino también deportivo. Los jugadores pasan, algunos dejan su huella y otros esperan en el banco de suplentes principio de mes buscando un sueldo que llegaba con retraso y seguramente también habrá influido en la cabeza. Jugadores pasados en años a veces pueden salvarte de las urgencias, pero si no se combina bien con la juventud que viene remando hace años en el club, puede ser un coctel letal y a Banfield lo aniquiló antes que llegue la noche. Se sumaron 5 DT en una temporada, sin conseguir una identidad para el equipo que se fue derrumbando de a pedazos, entre salidas polémicas y entrenadores que llegaban con mínimos conocimientos del equipo que agarraban y el fútbol argentino que los esperaba para someterlos. Los deberes y las cuentas no se hicieron correctamente, y se pagaron con el descenso.
La pasividad de la gente, aguantando a quien saliera a la cancha, no tiene reproches. Quizá por eso el hincha de Banfield se diferencie tanto: acompañó hasta la última fecha, con un equipo que le regaló un puñadito de alegrías. Así y todo, se hizo sentir en cada cancha que jugó el Taladro. Pero los que estaban adentro, jamás lo entendieron. ¿Se habrán preguntado por qué los seguíamos a todos lados si no le ganaban a nadie? Difícilmente, si no la devolución hubiera sido otra: huevo y entrega, algo que nunca demostró Banfield al menos para pelearla hasta el final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario